Por Eber Gómez Berrade
Nueva
Zelandia es sin lugar a dudas, uno de los lugares más bellos del mundo. Aislada
en medio del Pacífico sur, ofrece de todo para el turismo, desde
infraestructura y escenarios imponentes, hasta habitantes amables y bien
dispuestos con el visitante extranjero. Las islas que la componen prácticamente
no cuentan con animales autóctonos, a excepción de aves. Sin embargo desde
mediados del siglo XIX se han venido implementando políticas de introducción y
manejo de fauna con un éxito considerable, y hoy dispone de un variado menú de
opciones cinegéticas que han convertido a estas tierras australes, en un
destino ineludible para el cazador internacional.
Otro nuevo mundo
Nueva
Zelandia pertenece al continente de Oceanía, al igual que Australia, otro
característico destino de caza mayor. Está compuesta por un archipiélago con
dos islas mayores, la Norte y la Sur, y numerosas islas más pequeñas, como la
Stewart y la Chatham, y algunas que son, a su vez, estados autónomos, como las
Cook y Niue. Estas islas fueron visitadas por primera vez por Juan Fernández,
un navegante español en 1576. Luego por el explorador holandés Abel Tasman en
1642, quien le dio el nombre actual, y posteriormente por el Capitán inglés
James Cook en 1769, quien exploró toda la costa y despertó el interés de la
corona británica por su posesión. Pero no fue hasta el año 1840 - cuando se
celebró un tratado con los nativos maoríes-, que las islas pasaron a ser una
colonia más del Imperio británico. Dominio que ese extiende hasta hoy, ya no
como colonia, sino como país independiente miembro de la comunidad de naciones
(Commonwealth), manteniendo a Isabel II, como la reina de Nueva Zelandia.
Desde
el punto de vista político, constituye un caso ejemplar a escala mundial. Sus
ciudades cuentan con una excelente calidad de vida, posee altos niveles de
educación, desarrollo humano y respeto a los derechos civiles, y a la vez ostenta
unas casi inexistentes tasas de desempleo y de corrupción.
La
población, mayoritariamente de origen europeo y con una minoría maorí, convive
armónicamente y ha heredado como parte de la cultura británica, el gusto por el
deporte. Se destacan claramente en el rugby, el cricket, el montañismo y
naturalmente la caza deportiva. Fue esa misma inmigración europea la que
comenzó a introducir fauna exótica a fines del siglo XIX, ya que por el
aislamiento geográfico del archipiélago, la única fauna nativa estaba compuesta
mayoritariamente por aves.
Por
aquellos años, los neozelandeses crearon las llamadas “Sociedades de
aclimatación”, encargadas de la importación de fauna para consumo y recreación.
Algo que aún perdura, pero que hoy se denomina Departamento de Conservación.
Por
otra parte, el país tiene un sistema mixto de cacería en propiedades privadas y
estatales como los Parques Nacionales. El cazador puede encontrar propiedades
cercadas (farms) o extensiones libres (free range).
La
caza mayor es muy popular, tanto para los extranjeros como para los locales. De
hecho el país cuenta con uno de los niveles más altos en posesión de armas de
fuego por parte de civiles.
El reinado del Ciervo
Colorado
Una
de las primeras especies que introdujeron en Nueva Zelandia fue el Ciervo
Colorado, proveniente de Escocia e Inglaterra. La primera vez fue en al año
1851, cuando Lord Petre, un terrateniente inglés llevó a la isla Sur, un macho
y una hembra, proveniente de su campo en Essex, Inglaterra. La experiencia no
tuvo éxito, ya que la hembra fue matada antes de procrear. Diez años después,
volvió a intentarlo, con un macho y dos hembras. Y ahí sí, la cosa funcionó.
Las crías se multiplicaron y se convirtieron en los primeros colorados de la
isla Sur. Años más tarde, el Windsor Great Park, propiedad de la corona
británica, obsequió a Sir Frederick Weld, una pareja de ciervos que fueron
liberados cerca e Wellington, en la isla Norte. El parque continuaría con la
introducción de ejemplares hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial en
1914.
La
adaptación de esta especie a diferentes medio ambientes es formidable. Los
argentinos lo sabemos muy bien. Pero en Nueva Zelandia, el crecimiento de las
poblaciones fue explosivo. Algunos datos a manera de ilustración: desde 1851
hasta 1926 se introdujeron más de 800 ciervos; en 1927 el Estado pagó por primera
vez a cazadores para cazar de ciervos que ingresaban en propiedades del
Servicio Forestal; y en 1931 el gobierno comenzó con operaciones de control y
raleo. Entre 1931 y 1975, se mataron más de un millón de ciervos en estas operaciones.
Aún hoy, se llevan adelante raleos que complementan las acciones de cría
intensiva y manejo genético para el mejoramiento poblacional.
En
este sentido, los orígenes de los característicos ciervos neozelandeses, hay
que buscarlo en las islas británicas. De hecho, la mayor parte de los planteles
introducidos fueron originarios de Invermark, en Escocia, y de Warnham, de la
abadía de Woburn y del Windsor Great park en Inglaterra.
Política de
introducción de especies
Si
bien el Colorado ha ganado notoriedad por su adaptación al medio, y por la
implementación de mejoramiento genético que ha caracterizado a Nueva Zelandia
en las últimas décadas, otras muchas especies fueron llevadas a las islas con
singular éxito también.
El
Ciervo Sambar, por ejemplo, fue introducido en 1875, proveniente de ejemplares
llevados de Sri Lanka e India. También hacia fines del siglo XIX, fue
introducido el Ciervo Rusa, proveniente de Timor Oriental, Java y Bali, donde
encontró su lugar en el mundo en la región de Te Urewera y a orillas del río
Whakatane en pleno territorio maorí. Ya durante el siglo XX le siguieron el
Tahr, que se introdujo en 1904 en las montañas denominadas Alpes del Sur,
ubicadas en la isla Sur del país, desde su Himalaya natal. Aquellos primeros
ejemplares fueron un obsequio al gobierno neozelandés, de Herbrand Russell, Duque de Bedford.
De
Inglaterra también llegaron los Ciervos Dama y Jabalíes, primero en 1860 y
luego en una segunda tanda en 1910. Los Elk o Wapitis, llegaron en 1905 a la
zona de Fiordland, en la isla Sur, provenientes de América del Norte. Ese mismo año, desembarcaron los Ciervos Sika,
originarios de Japón, pero criados en el Parque de la Abadía de Woburn, en
Inglaterra. Estos ciervos se adaptaron tan bien, que hoy ocupan el segundo puesto
en mayor distribución territorial, luego de los Colorados.
En 1907 arribaron las gamuzas o chamois, regalo del Emperador austríaco Francisco José. Esta característica especie pasó de los Alpes europeos, a los Alpes neozelandeses, adaptándose perfectamente bien. No con tanto éxito, se liberaron unos diez Alces en la región de Fiordland hacia 1910, la mayoría murieron, sin embargo aún pueden verse algunos ejemplares de no muy buena calidad.
Un
historia singular es la de la llegada de los carneros Arapawa, una raza
descendiente de las ovejas Merino, a Nueva Zelandia. Los Arapawas, no fueron
introducidos con fines cinegéticos, sino que fueron liberados alrededor de 1773,
por productores laneros en la isla de Arapawa, al sur del archipiélago neozelandés,
con el fin de proveer de alimento a las tripulaciones de balleneros y cazadores
de focas que llegaban a esas costas.
Menú de cacería neozelandesa
Si bien el Ciervo Colorado es la joya en la corona
de la cacería en Nueva Zelandia, en mi opinión, la mayor atracción que
despierta este destino radica en las especies exóticas, por lo menos desde el
punto de vista de un deportista argentino. Especies que -por otra parte- sólo
pueden encontrarse allí, o donde son más accesibles y económicas de cazar.
Es cierto que cuando se menciona Nueva Zelandia, lo
primero que viene a la mente es la imagen de un monstruoso colorado,
probablemente desarrollado genéticamente, con puntajes ridículamente altos (de
600 puntos SCI o más) al igual que sus costos.
Sin embargo, aquel que esté en busca de esta clase de trofeos, también podrá encontrarlos en nuestro país, que cuenta con cotos y criaderos de primer nivel, y que disponen de planteles con genética neozelandesa que nada tienen que envidiarles a sus parientes de Oceanía. Así que para qué irse tan lejos, a buscar algo que podemos conseguir acá cerca. Obviamente Nueva Zelandia también dispone de una oferta de Colorados de buena calidad, pero sin exageraciones, “free range” y acomodados a bolsillos más exiguos. De todas maneras, la observación también es válida en este punto. A lo sumo, recomiendo al cazador de Colorados empedernido, que no desaproveche la oportunidad de buscar esas otras especies exóticas para complementar su cacería, que a mi entender es lo mejor que ofrece este archipiélago oceánico.
Sin embargo, aquel que esté en busca de esta clase de trofeos, también podrá encontrarlos en nuestro país, que cuenta con cotos y criaderos de primer nivel, y que disponen de planteles con genética neozelandesa que nada tienen que envidiarles a sus parientes de Oceanía. Así que para qué irse tan lejos, a buscar algo que podemos conseguir acá cerca. Obviamente Nueva Zelandia también dispone de una oferta de Colorados de buena calidad, pero sin exageraciones, “free range” y acomodados a bolsillos más exiguos. De todas maneras, la observación también es válida en este punto. A lo sumo, recomiendo al cazador de Colorados empedernido, que no desaproveche la oportunidad de buscar esas otras especies exóticas para complementar su cacería, que a mi entender es lo mejor que ofrece este archipiélago oceánico.
Tahr del Himalaya
Como es fácil de imaginar, la cacería del Tahr
ofrece un gran desafío para el cazador amante de la montaña, con uno de los trofeos
más preciados. Si bien machos y hembras tienen cuernos, los de los machos son
más grandes y pesados como ocurre generalmente, alcanzando las 11 a 13 pulgadas
de longitud, y un peso promedio de 150 kilos. Si bien técnicamente el trofeo lo
constituyen los cuernos, su piel con el largo pelaje blanco es tan apreciado
como su cornamenta. El único detalle negativo que puedo mencionar es el olor,
que no es más que un gaje del oficio, y menor por cierto, en comparación con
las satisfacciones que ofrece la caza de esta especie en medio de los
imponentes picos nevados de los Alpes neozelandeses. La mejor época de caza se
extiende de Mayo a Julio, cuando su pelaje está en todo su esplendor.
Gamuza
Gamuza
La Gamuza o Chamois es la otra
gran alternativa alpina que ofrece Nueva Zelandia, y al ser también una cacería
de montaña, demanda una mayor exigencia. Sin dudas es un gran complemento para
los que vayan a buscar Tahr, ya que también su hábitat se encuentra en los
Alpes de la isla Sur, y si bien pueden ser cazadas todo el año, su pelaje está
en su mejor momento en los meses de Abril a Mayo.
Ciervo Sika
En
un artículo que publiqué en la edición 207 de VIDA SALVAJE de Junio del año
pasado, describí la cacería de lo que denominé “Los otros ciervos”. Allí varios
de esas especies se encuentran en Nueva Zelandia, como es el caso del Ciervo
Sika, el Rusa, el Sambar, el Cola Blanca y el Elk. El Sika es asiático,
originario de Siberia, Manchuria, China, Corea, Japón y Taiwán, y es el mejor ejemplo de una especie
exótica que puede ser cazada en un destino “popular” y a un costo económico.
Los machos alcanzan el metro y medio de altura en promedio, pesan alrededor de 80
kilos y desarrollan una cornamenta de ocho puntas, que en algunos casos puede
llegar a doce. Se los encuentra en el centro de la isla Norte, y en as montañas
Kaweka y Kaimana al el este de esa isla. Su brama es en Abril.
Ciervo Dama
No hay mucho que explicar de este cérvido europeo,
ya que es una de las especies que mejor se han adaptado en las pampas
argentinas. Sin embargo, debo aclarar que la calidad de los trofeos neozelandeses,
es en promedio considerablemente mejor que los que tenemos aquí. Si alguien
busca un dama paletudo, este es el lugar, sin dudas. Su cacería se extiende de
Marzo a Septiembre, y su brama es en Abril y principios de Mayo. Es común
encontrar allá también, animales con pelajes de diferentes coloraciones, marrón
claro, blanco, moteado, marrón oscuro, etc. Se los puede encontrar en ambas
islas por igual.
Ciervo Sambar
El
Sambar es otro cérvido proveniente de Asia, más precisamente de India,
Bangladesh, Sri Lanka, Malasia, Indonesia y las Filipinas. Es un típico ciervo
de seis puntas, similar al Axis (también asiático). Los machos alcanzan una
altura que va de medio metro a un metro medio, con un peso promedio de 150
kilos, lo que lo ubica detrás del Elk y del Colorado en términos de tamaño. La
coloración de su piel es marrón con una mancha blanca en el cogote, característica
de su especie, teniendo algunos pelajes blancos en el vientre, en las patas y
cerca de la cola. La mejor época de cacería va desde Mayo a Julio, y se los
encuentra en la isla Norte.
Ciervo Rusa
El
Rusa es muy similar al Sambar, de hecho es una sub especie técnicamente
hablando. Provienen originalmente de las
islas de Timor Oriental, Java y Bali, y se ha adaptado perfectamente en la isla
Norte donde están los mejores trofeos. Tiene hábitos bastante similares al
ciervo Axis, se mueve en planicie por su refinado sentido de alertas ante
predadores, es muy elusivo y difícil de recechar. Su pelaje es una mezcla entre
marrón y gris, su estatura ronda el metro y su peso difícilmente sobrepasa los
130 kilos. La época de su cacería se extiende de Abril hasta Agosto.
Ciervo Cola Blanca
El
ciervo emblemático de América del Norte, puede ser cazado en Nueva Zelandia
también, donde se halla la única población de las subespecies boreales en el
hemisferio austral, aunque son más pequeños que sus parientes americanos, en
términos de medida corporal y cornamentas. Se lo puede cazar todo el año y se
los encuentra al sur de la isla Sur, en el Lago Wakatipu, y en la isla Stewart
en donde hay grandes manadas en campo abierto.
Elk o Wapiti
Nueva Zelandia es uno de los mejores lugares para la caza del Elk, al igual que América del Norte y Europa boreal. Se han detectado algunos ejemplares mezclados con Colorados en la región de Fiordland, al suroeste de la isla Sur donde conviven ambas especies, por lo que la Fiordland Wapitii Foundation, está llevando a cabo actualmente, operaciones de raleo de colorados, para separar ambas especies con muy buenos resultados, que muestran un mayor grado de pureza genética. Los Elks pueden ser cazados desde mediados de Febrero hasta Septiembre, siendo su brama en Marzo y Abril. Los que se decidan por este destino para cazarlos, pueden esperar encontrar cornamentas de hasta 400 puntos SCI en varias regiones free range.
Nueva Zelandia es uno de los mejores lugares para la caza del Elk, al igual que América del Norte y Europa boreal. Se han detectado algunos ejemplares mezclados con Colorados en la región de Fiordland, al suroeste de la isla Sur donde conviven ambas especies, por lo que la Fiordland Wapitii Foundation, está llevando a cabo actualmente, operaciones de raleo de colorados, para separar ambas especies con muy buenos resultados, que muestran un mayor grado de pureza genética. Los Elks pueden ser cazados desde mediados de Febrero hasta Septiembre, siendo su brama en Marzo y Abril. Los que se decidan por este destino para cazarlos, pueden esperar encontrar cornamentas de hasta 400 puntos SCI en varias regiones free range.
Arapawa
Los carneros Arapawa suelen mezclarse con chivos salvajes
por lo que muchas veces son difíciles de detectar. Con cuernos espiralados que
pueden sobrepasar el metro de longitud, y pelaje marrón ofrecen un atractivo
desafío al cazador, que sin someterse a los rigores de la alta montaña como en
el caso del Tahr y de la Gamuza, podrá acceder a un trofeo único, exótico y
característico de las islas de Oceanía.
Ultimas consideraciones
Hay más especies en el menú cinegético neozelandés
que podemos llamar complementarias. Me estoy refiriendo a otras clases de
carneros y a jabalíes. Las especies de ovejas cazables son las variedades de
Guadalupe, Blanca, Fancesa, de las Hébridas, Booroola y Merino de Bengala. Los
jabalíes, son los del tipo europeo, “sus scrofa”, idénticos a los que recorren
nuestras aguadas pampeanas. Estas especies pueden ser cazadas como complemento
de algún paquete o si se da la oportunidad se ponen a tiro, pero difícilmente
ameriten un viaje específico para obtenerlas.
Si luego de leer estas líneas, está casi
decidido a encarar una expedición al archipiélago, le sugiero que vaya pensando
en un rifle bueno, pero con una mira excelente. Muchas de estas especies habitan
en la montaña y dan tiros muy largos. Por ello los calibres sugeridos deberían
rondar la gama de los 7mm Rem Mg, .300WinMg, o .338 Win. Mg, que desarrollan
una potencia adecuada y un coeficiente balístico insuperable a largas
distancias. Munición blanda de la mejor calidad que pueda encontrar, y un mínimo
entrenamiento aeróbico que le permita disfrutar caminatas en desnivel sin
mayores esfuerzos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario