domingo, 30 de septiembre de 2012

Rowland Ward, el inquieto taxidermista victoriano


Por Eber Gómez Berrade

El nombre de Rowland Ward se relaciona -hoy en día- con la persona que inventó las mediciones de trofeos de caza mayor. Es cierto que fue el creador del primer libro de récords del mundo, y al mismo tiempo del sistema de medición creado ad hoc para inscribir dichos trofeos. Pero Ward fue mucho más que eso. De hecho fue taxidermista, escultor, naturalista, pescador, cazador, decorador, hombre de negocios, autor y publicista de numerosos libros. En definitiva, un personaje inquieto y apasionado, amante de la naturaleza y claro exponente de la Inglaterra imperial de fines de siglo XIX regida por la reina Victoria.    
James Rowland Ward nació en Londres en el año 1847, en el seno de una familia de amantes de la naturaleza. Su padre, Henry Ward era en su tiempo taxidermista y naturalista, propietario de un prestigioso taller de taxidermia londinense, y muy amigo del ornitólogo francés John James Audubon, a quien acompañó en varias de sus expediciones en busca de nuevas especies por la América del Norte.     
El joven James, hijo menor de la familia, heredó de su padre el amor por la naturaleza y el buen gusto en el arte. Se aficionó desde muy chico a la escultura y a la pintura, y abandonó sus estudios a los catorce años para convertirse en aprendiz en el taller familiar.
A medida que iba progresando en su aprendizaje, el joven Ward iba creando sus propios moldes y de vez en cuando haciendo trabajos por cuenta propia.
Su primer encargo conocido es un par de halcones peregrinos, que actualmente se encuentran exhibidos en el Museo de Glasgow, en Escocia, y datan de 1868, cuando sólo tenía veintiún años de edad. Un tiempo después montó dos cabezas de caballo para un excéntrico cliente que los había comprado durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos. Este trabajo quedó tan bien que como consecuencia de ello, fue comisionado por otro empresario de fortuna para montar una colección de trofeos de cuerpo entero destinada a decorar su casa de campo en las afueras de Londres. Tenía entonces, veinticuatro años. Fue un trabajo largo y bien remunerado, por lo que el joven Ward vio la oportunidad de independizarse invirtiendo el dinero que había ganado para abrir su propio negocio de taxidermia en Harley Street, en Westminster bajo el nombre de J. Rowland Ward”. En 1879, un año después de la muerte de su padre, adquiriría la que sería su famosa sede en el 158 de Piccadilly Street, bajo el nombre de “Ward & Co. Ltd” también conocida como “Rowland Ward of Picadilly” o simplemente “La Jungla”. El estudio se convirtió en el lugar obligado para todos los cazadores y pescadores de la época que recorrían este famoso barrio londinense. 
En 1886 su estudio participó de la Exposición India y Colonial con cuatro majestuosos exhibidores donde recreó diversos ambientes exóticos. En uno de ellos colocó un elefante entre cuatro tigres de Bengala, todos montados de cuerpo entero. En otro stand, denominado “La vida en la jungla”, -también ambientado en un escenario indio- incluyó un elefante, más tigres, antílopes, cocodrilos y serpientes colgadas de árboles. Para esta muestra hizo traer especialmente pastos altos, cañas de bambú y palmeras de la India para completar la decoración. El éxito fue rotundo, tanto es así que esa misma decoración fue replicada en las exposiciones de 1895 y 1896.
Ward era sin dudas, un perfeccionista. Podía llevarle 30 horas diseñar solo la expresión de un tigre. Pasaba largas horas en el Zoológico de Londres estudiando los animales, tomando notas de sus cuerpos, expresiones, y movimientos. Sus condiciones de naturalista y de pintor, le ayudaban para armar sus borradores que luego usaría a la hora de esculpir los moldes de sus piezas. A partir de entonces sus stands en las exposiciones serían conocidos como “La Jungla”, marca que iba a ser registrada posteriormente y usada como logo en las etiquetas de sus embalajes. En 1898 cambió el nombre de su compañía a “Rowland Ward Ltd.”, consolidando la fama de ser el mejor estudio de taxidermia del Imperio.

Inventor y decorador
Su personalidad curiosa y ambiciosa, hizo que Ward no se conformara sólo con ser el mejor taxidermista de su época, sino que también lo impulsó a explorar nuevos negocios –naturalmente relacionados a su actividad-, para complementar los trabajos de su estudio. Así fue que creó una original colección de muebles y artículos de decoración compuestos por partes de trofeos de caza a los que se llamó “Wardian furniture”. Ya en 1872 había inventado la lámpara zoológica, hecha con animales pequeños en diversas actitudes. Convirtió tortugas de la India en cajas de música, cocodrilos en cajas de cigarros o paraguas, osos en posaplatos, cráneos de tigres en veladores, huevos de avestruz en azucareras, pezuñas de caballos en tinteros, tabaqueras, campanas o cajitas  de fósforos, y cornamentas de ciervos en mangos de cuchillos. Incluso fue él quien comenzó a utilizar los despojos de los elefantes en artículos de decoración. Normalmente los clientes utilizaban sólo los colmillos de marfil en exhibición, o algunos más intrépidos podían montar la cabeza entera sobre una pared de su sala de trofeos. Pero Ward fue el primero que comenzó a utilizar el cuero para hacer bandejas, las patas del paquidermo para gabinetes de bebidas, cajas de costura, o papeleros.   
Cuando el Príncipe de Gales, heredero al trono británico, cumplió las bodas de plata con su esposa en 1888, Ward les obsequió al matrimonio un cocodrilo montado como aparador para vajilla.
En cuanto al arte de la taxidermia propiamente dicho, Ward fue el inventor de numerosas técnicas que revolucionaron la actividad y que hoy siguen vigentes.

El Libro de Récords
Siguiendo con su pasión por los nuevos emprendimientos, Ward comenzó a pensar en convertirse en autor, escribiendo sus propias experiencias de viajes y naturaleza.
Pero no fue hasta 1892 que tuvo la genial idea de crear el primer libro de récords de trofeos de caza. Lo llamó “Horn Measurements and Weights of the Great Game of the World”, que traducido es “Medidas y pesos de cuernos de especies de caza mayor del mundo”.
El objetivo de este trabajo era el construir una especie de “mapa” de los mejores trofeos del mundo, dedicado fundamentalmente a cazadores y científicos. El libro contaba con las medidas y pesos de los animales recolectados e inscriptos, así como la distribución y características de cada especie. Cada pieza estaba listada por orden de mayor a menor y por fecha de recolección. El libro estaba ilustrado también con dibujos y fotografías de animales montados de cuerpo entero y de medio cuerpo. De esta manera, deportistas y zoólogos podrían ver de inmediato en qué lugar del planeta estaban los mejores animales de cada especie, y analizar los cambios de acuerdo al paso del tiempo.
La segunda edición del libro de récords se llamó “Records of Big Game”, tal como se lo conoce hoy día, y fue publicada en 1896. Así como la primera edición contenía mediciones tomadas por el propio Rowland Ward, a partir de la segunda, la información fue suministrada por muchos cazadores y deportistas en el mundo entero como se sigue haciendo en la actualidad.
Todas las ediciones que le siguieron contenían mediciones de animales del todos los continentes. Esto fue así hasta la novena edición inclusive de 1928. A partir de la décima edición sólo se listaron las especies de África y Asia solamente. De la onceava a la décimo novena, sólo se listaron las de África. La vigésima edición volvió a incluir Asia junto a África, y la vigésima primera cubrió exclusivamente las especies de Europa. Recién a partir de la edición vigésimo segunda -del año 1989-, hasta la actual vigésimo octava -de 2010-, es que se incluyeron a los trofeos de todos los continentes.
En el año 2002, la compañía debió dividir en dos volúmenes el libro, debido a la gran cantidad de ingresos que recibían y que se iban acumulando. En la presente edición, un volumen está dedicado a las especies africanas, y el otro a las de Norte y Sud América, Europa, Asia y Oceanía.
La importancia de este libro para los cazadores, es fundamental, no sólo por ser el primero de su clase en la historia, sino porque se enfoca exclusivamente en la calidad de las especies de cada área. No importa si el trofeo fue cazado o encontrado, tampoco genera competencia entre los cazadores ni premia al “mejor cazador”. Simplemente deja constancia de la evolución del mapa zoológico de las especies de caza mayor en cada continente.
Para poder inscribir los pesos y medidas de cada trofeo, Ward ideó paralelamente su propio sistema de medición, que dividió en 18 métodos para las distintas clases de especies, y que vale la pena analizar en otro artículo dedicado especialmente a ello.
Este sistema, fue usado luego en base a los demás sistemas vigentes en el mundo entero, pero cabe la aclaración que el viejo “Rowland Ward”, sigue siendo el más utilizado por los cazadores profesionales en África en la actualidad. 

Autor y Publicista
A esta altura del partido, ya se puede ver la enorme capacidad de trabajo que tenía Ward, así como la creatividad para generar nuevos productos relacionados a su actividad. Su gusto por las letras, lo llevó a crear su propia editorial, que entre los años 1880 y 1911, publicó más de 30 títulos, todos orientados a la caza mayor y sus trofeos.  
Como autor, él mismo, publicó en 1880 su libro “Rowland Ward´s Sportsman Handbook to collecting and preserving trophies & specimens”, dedicado a diversos temas como armas y calibres, instrucciones sobre medición, preparación primaria de trofeos, notas taxonómicas de las especies de caza mayor, etc.  
A esta obra, no muy grande por cierto en tamaño, pero convertida en un clásico temprano en la literatura de caza mayor, le siguieron otras que pendularon entre la cacería y la pesca, actividades que obviamente lo apasionaban.
Así es que en 1898, publicó “The English Angler in Florida”, con sus anécdotas y fotografías propias de su viaje de pesca que realizó a los Estados Unidos el año anterior, y en el que aprovechó para visitar el Museo de Historia Natural de Nueva York, donde se encuentra la colección de aves de Audubon, muchas de las cuales fueron recolectadas por el ornitólogo junto a su padre Henry, unos sesenta años antes.
En 1908, Ward publicó “The Sportsman's British Bird Book”, algo así como el libro de aves del deportista británico, con más de 300 ilustraciones de pájaros montados en su propio estudio de taxidermia.
En 1913, un año después de su muerte, la editorial publicó su autobiografía “A Naturalist's Life Study in the Art of Taxidermy”. Originalmente el libro fue ideado para una circulación privada y reducida entre sus amigos y clientes, no más de cincuenta en total. Allí Ward, más que exponer su vida privada, detalla los métodos que utilizaba en su estudio, junto con varias anécdotas ocurridas a él y a varios de sus amigos en diversos safaris africanos y shikars indios. Un libro raro, pero my interesante. 
La compañía editorial Rowland Ward, publicó también en vida de su fundador, varios clásicos de la literatura cinegética como "Travel and Adventure”, y “Sunshine and Storm in Rhodesia”, de Frederick Courteney Selous; "Game Animals of Africa”, de Lydekkers; y “Great and Small Game of Africa” de Bryden.

Naturalista
Otra faceta importante en la vida de este inquieto personaje victoriano, fue su amor y conocimiento de zoología, algo que le valió la distinción de ser nombrado Fellow de la Zoological Society de Londres en 1879.
Como es de imaginarse, fue amigo personal de muchos de los más reconocidos y afamados exploradores, cazadores y naturalistas de la época, como el mencionado Selous, Sir Samuel Baker y Arthur Neumann, por nombrar sólo algunos, a muchos de los cuales les publicó sus obras.
Por sus dotes de naturalista Ward también contó con el extraño privilegio de ser homenajeado a través de varias especies zoológicas, tales como la subespecie de ibex asiático “Capra sibirica wardi”, una subespecie de reedbuck africano “Redunca redunca wardi”, y una subespecie de oso malayo “Ursus malayanus wardi”.
Su pasión por la naturaleza lo acompañó hasta su muerte. Su vida privada, se mantuvo así, privada y poco escribió sobre ella. Estuvo casado con Lina Ward, quien falleció en 1951 y quien fuera veinte años más joven que él. Nunca tuvieron hijos. Rowland Ward murió de neumonía en 1912, en Boscombe, Inglaterra, luego de un extenso período de enfermedad.

El presente de Rowland Ward
Luego de su muerte, el estudio de taxidermia y la editorial siguieron funcionando, atravesando los complicados períodos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En 1946, Gerald Best tomó a su cargo la conducción de la empresa orientándose a una clientela extranjera, mayormente de los Estados Unidos e India. La guerra ya había pasado y los safaris africanos estaban de nuevo tomando vigor entre las clases acomodadas del mundo entero. Potentados estadounidenses y marajaes hindúes podían enviar decenas de tigres, leones y elefantes a los estudios de Picadilly en aquellos días.
Alentado por esta coyuntura, Best decidió abrir un local en Nairobi, Kenia, capital de los safaris africanos. Allí los clientes llegaron a enviar hasta tres leones por semana para montarlos de cuerpo entero. Todo parecía marchar sobre rieles, pero la tormenta se cernía sobre la prestigiosa empresa y su suerte estaba echada. Comenzaron a aparecer competidores en los Estados Unidos, como la firma “The Jonas Brothers” de Denver, -de actual fama internacional-,  que ofrecían trabajos de igual calidad y buen gusto.
A la muerte de Best en 1969, la empresa pasó a sus hijos pero se dividió y comenzó su período de declinación definitiva. El estudio de taxidermia cerró un año después. Los derechos de la editorial que incluían al libro de Récords fueron vendidos a la organización Game Conservation International de San Antonio, Texas en 1982. Y en 1983 la empresa cerró sus puertas definitivamente.
El libro de Récords siguió publicándose hasta que sus derechos fueron vendidos a su vez a un editor sudafricano, Stephen Smith. Al morir éste, fueron comprados por la familia Halse, también de Sudáfrica, donde se edita actualmente. 
Hoy la firma Rowland Ward además de continuar con la publicación del famoso “Record Book”, y el “Sportsman Handbook”, ha incorporado nuevas unidades de negocios como la publicación de libros de terceros, material gráfico y de video relacionado a la caza y la historia natural, así como colección de indumentaria y accesorios para cazadores y tiradores. Además desde hace ya unos años, la firma reflotó la “Rowland Ward´s Guild of Field Sportsmen”, creada por Robin Halse, G.A. Sparks y Stephen Smith en Sudáfrica, organización dedicada a la propagación y mantenimiento de los más altos estándares de ética en la caza mayor deportiva. Un legado digno para un apasionado artista y cazador como Rowland Ward.