martes, 13 de septiembre de 2011

John Sharp, un cazador de novela



Por Eber Gómez Berrade


John Sharp es uno de los grandes cazadores profesionales que aún quedan activos en el continente africano. Legendario para muchos y arquetípico para algunos, se ha convertido -en sus más de treinta años de carrera- en una figura distintiva de la cacería en Zimbabwe.
Aún hoy, con casi sesenta años en su haber, mantiene el fisic du rol del Gran Cazador Blanco que el imaginario supo construir en historias de aventuras hasta un poco pasada la mitad del siglo XX.
Tal vez por esa razón, el famoso escritor de best sellers Wilbur Smith no tardó en tomarlo como modelo para uno de sus personajes de ficción más emblemáticos: el coronel  Sean Courtney. A su vez la firma de The Courteney Boot Company, exclusivos fabricantes del calzado de safaris lo eligió también como modelo para sus campañas gráficas.
De porte recio y maneras inglesadas, es un interlocutor interesante que refleja desde el principio de la charla, una gran pasión por la caza peligrosa y un profundo conocimiento de la situación de la industria de los safaris.

Sharp nació en Sudáfrica en 1952 y desde 1977 está al frente de su empresa John Sharp Safaris, haciéndolo todo prácticamente solo, como le gusta decir -“de manera artesanal”-  exactamente como se hacía en los inicios de la historia de los safaris africanos. Es él quien recibe al cliente en el aeropuerto, el que pilotea su propio avión hasta el área de caza, el que lo guía en toda la cacería y el que lo despide finalmente en el aeropuerto.

Así lo viene haciendo desde que comenzó a cazar profesionalmente. Sus safaris lo han llevado por distintos países africanos como Tanzania, Botswana, Zambia, Mozambique y Zimbabwe. Pero fue allí, en lo que era antes Rhodesia del Sur donde encontró su lugar en el mundo. Allí obtuvo su licencia y comenzó a operar su empresa. Cuando el país se convirtió en Zimbabwe a principios de la década del 80, decidió quedarse y hacer su vida en esas tierras. 
Actualmente complementa su trabajo en el bush con una intensa actividad ejecutiva en diversas asociaciones profesionales. Es uno de los fundadores de la Asociación Africana de Cazadores Profesionales (APHA), en la que ocupa actualmente un cargo en el Comité Ejecutivo, y es además miembro de la Asociación de Cazadores Profesionales de Zimbabwe.
Decido comenzar la entrevista hablando de su relación con Wilbur Smith, ya que no son muchos los cazadores profesionales africanos que han creado una relación literaria con escritores famosos.
Los casos más conocidos son Robert Ruark con Harry Selby y Ernest Hemingway con Philip Percival. En el caso de Sharp, su relación con el famoso novelista pasó estrictamente por la ficción. Su nombre nunca fue mencionado en los libros pero su figura fue tomada como modelo de uno de los personajes en un par de novelas.

¿Cómo surgió esa relación de amistad con Wilbur Smith?
Wilbur Smith es un buen amigo mío. Comenzó siendo cliente y luego fuimos afianzando nuestra amistad a lo largo de muchos años de safaris. A diferencia de Ruark quien catapultó a Selby a la fama con nombre y apellido, Smith me tomó como modelo en sus libros de ficción. El personaje que él ideó fue el de Sean Courtney, un cazador profesional sudafricano que fue creado en base a mi persona. Courtney al igual que yo, había pasado por las fuerzas armadas de Rhodesia, era piloto de avión y manejaba una concesión de caza en Zimbabwe, entre otras coincidencias. Sean Courtney aparece primero como protagonista en la novela “Tiempo de morir”, y luego como personaje secundario en “El zorro dorado”.

Esta amistad lo debe haber impulsado en su carrera…
Ciertamente no como a Selby, pero sí fue una gran experiencia y un gran honor haber servido de modelo a un personaje de ficción de un escritor tan reconocido como Smith. Desafortunadamente en la época en que ambos comenzamos a cazar juntos, también comenzó una fuerte corriente anti-caza en el mundo entero. Si usted recuerda, en la contratapa de los primeros libros de Smith aparecía una breve reseña biográfica donde se destacaba su afición por la caza mayor. Bueno, eso fue eliminado luego por la editorial para evitar la pérdida de lectores. Por supuesto que Smith continúa cazando pero ya no lo publicita como antes. De todas maneras, en muchas de sus obras escribe sobre cacería y siempre refleja la visión que los cazadores tenemos sobre la conservación y el manejo sustentable de la fauna silvestre.


¿Y qué tal es cómo cliente?
Muy bueno debo decir. Es un excelente tirador, es una gran persona para compartir un campamento. Es muy inteligente, muy culto y posee un sentido del humor muy fino. Pero por sobre todo es un apasionado de la naturaleza y disfruta tanto de la observación de la vida silvestre como de la caza en sí misma. Con él hemos compartido muchas cacerías maravillosas. Juntos hemos cazado leones, elefantes, búfalos y hemos estado codo a codo en situaciones de riesgo cuando hemos sido cargados por alguno de estos animales. Y esas experiencias también fueron llevadas a sus novelas.

Hablando de modelos, ha sido también la cara de la campaña publicitaria de calzado de safaris. ¿Cómo lo eligieron para eso?
Sí, es así, la firma The Courteney Boot Company, de Bulawayo en Zimbabwe me eligió ya hace varios años como modelo en sus publicidades. Yo no sólo conocía sus productos sino que los usaba también. Nunca recomendaría algo que yo mismo no use. Un día veníamos de cazar un elefante de 70 libras cerca del Zambezi con el fotógrafo profesional de la empresa, que además es un buen amigo mío. Tuvimos que cruzar un curso de agua y fue allí que a él se le ocurrió recrear la escena vadeando el río, con mis botas en la mano y delante de los porteadores que llevaban los colmillos. Fue una gran fotografía y se convirtió en la imagen corporativa de la compañía. El problema es que a veces asusta un poco a los clientes. Algunos creen que para cazar conmigo deben tener una condición física extraordinaria, o que se verán sometidos a vaya a saber qué tipo de sufrimientos.

¿Y no es así…?
Bueno, en realidad la caza como yo la practico es a pie, y algunos veces demanda un esfuerzo físico extra al cazador, especialmente en animales peligrosos. Pero cada uno de mis safaris es organizado a la medida del cliente, y de acuerdo a los requerimientos y aptitudes que cada uno tenga. Jamás someto a ninguna persona más allá de sus capacidades. Un safari no es un campamento del ejército. Uno está ahí para disfrutar y lo debe hacer según su paso. Mi trabajo es lograr que el cliente disfrute lo mejor posible sin exceder sus límites.

¿Con quién se siente más cómodo, con clientes principiantes o con experimentados cazadores?
Disfruto con cada uno de mis clientes porque disfruto mucho de lo que hago. Para mí, mi trabajo es un sueño hecho realidad. Mucha gente que tiene un sueño pasa la vida tratando de lograrlo, y yo soy muy afortunado de poder vivirlo. Me gusta realizar mis safaris con personas que compartan mi visión de la caza mayor. Que se comporten éticamente y demuestren un absoluto respeto por la vida silvestre. Para mí la manera apropiada de cazar es hacerlo a pie, recechando la pieza, dándole la oportunidad de escaparse o atacar. Por eso me gusta también tener la oportunidad de recibir deportistas nóveles, para educarlos en la cacería como debe ser. En general es gente que viene con una mente abierta y que quiere aprender. La caza mayor es un deporte noble y debería practicarse noblemente.

¿Debería practicarse…?
Y… desafortunadamente en cada negocio hay personas que hacen las cosas bien y otras que las hacen mal. Si hablamos de ética deportiva, cada uno tiene su conjunto de valores y muchas veces se manejan conceptos en una línea gris. Los cazadores ya tenemos muchos problemas con la gente que está en contra de la caza, por lo tanto todo comportamiento antideportivo por parte nuestra, no hace más que alimentar las posiciones de los que están en contra de este deporte. Siempre trato de enseñar, especialmente a los que recién se inician, la manera correcta de cazar, rastreando el animal, caminando y nunca disparando desde el vehículo. Afortunadamente hay mucha gente que quiere hacer las cosas bien y es muy reconfortante ver a viejos clientes que comenzaron conmigo, cazar como es debido.

¿El premio John Sharp que usted patrocina, tiene que ver con su interés de poder difundir esa manera ética de cazar?
Exactamente, es una manera de difundir la actividad fomentando los criterios de ética deportiva. Este premio surgió en realidad de una idea de mi amigo Robin Hurt de Tanzania quien ya había creado en la Asociación Africana de Cazadores Profesionales, el Robin Hurt Award for Non Dangerous Game (que galardonaba al mejor trofeo de caza no peligrosa). Robin, que fue miembro de la famosa y lamentablemente desaparecida Asociación de Cazadores Profesionales del Este de África (East African Professional Hunters Association) siempre ha estado muy consustanciado con la creación de nuevos instrumentos para promover la actividad. Y bueno, en vista de su iniciativa, me propuso patrocinar la versión de caza peligrosa bajo el nombre de John Sharp Award for Dangerous Game, y sinceramente estoy muy orgulloso de haberlo hecho.

¿Cuál es el criterio de selección que se tiene en cuenta para otorgarlo?
En primer lugar el trofeo presentado debe alcanzar una muy buena puntuación en el libro de récords de Rowland Ward. Luego se evalúa la forma en que fue cazado, que por supuesto debe enmarcarse en los códigos de ética que establece la Asociación, y por último se evalúa también el grado de dificultad de la cacería. 
Paradójicamente la última edición la he ganado yo mismo por un león que cacé el año pasado, y con ésta ya lo he recibido dos veces desde su creación. Le aclaro que en estos casos no participe del comité de selección…

¿Cuál es el animal que más le gusta cazar?
Estrictamente hablando debo confesar que soy un adicto a la adrenalina. Por lo tanto lo que más disfruto es la caza de animales peligrosos. Me gusta por supuesto cazar especies de planicie también. Todos los animales constituyen un desafío para el verdadero cazador. Pero debo reconocer que nada se compara con la sensación que se siente al ver venir un animal peligroso directamente hacia uno con intenciones de matarlo.

¿Y cuál es su arma favorita?
Bueno la verdad es que soy muy afortunado en esto también, porque tengo un hermoso rifle doble, calibre 470NE, marca Rigby original. Lo recibí como regalo y es una obra de arte. Fue construido en 1927, tiene platina larga y eyectores automáticos. Es absolutamente formidable. Sinceramente no puedo pensar en un arma mejor que esa, que además es ideal para tiros de back up.

¿Qué arma le recomendaría a una persona que va por primera vez a un safari africano?
Bueno eso depende de lo que quiera cazar. Las leyes de Zimbabwe establecen que el calibre mínimo que un cazador puede usar especialmente para ciertos animales peligrosos como búfalos, elefantes, hipopótamos, o incluso animales de piel dura es el 375 H&H Magnum. Pero en realidad, lo más importante para cualquier clase de animal es que el cazador este acostumbrado a disparar con su rifle. Por ejemplo, no se puede llevar a África un arma de la cual uno tenga miedo al retroceso. Lo más importante es que el cazador practique antes de viajar, dispare a menudo, esté completamente familiarizado con su arma y pueda tirar bien desde trípodes o bípodes. Es fundamental que aprenda a disparar rápido pero además con precisión. Mi concejo es que practique antes de ir al safari. De esa manera disfrutará de una experiencia fantástica sin tener que enfrentarse a posibles inconvenientes desagradables.

Usted hace años que opera en Zimbabwe, ¿cómo está la situación actual de la fauna silvestre en ese país?
Uhh…, Zimbabwe en estos momentos tiene muchos problemas. Los políticos han tomado la mayor parte de las áreas de caza, lo que no es bueno para la fauna. Cada vez hay menos control y nadie puede decirles a los políticos y funcionarios lo que deben hacer. La mala administración de las áreas de caza y el furtivismo se han convertido en un problema muy grave.
Afortunadamente yo opero en una concesión privada denominada Bubye Valley que es realmente un santuario de la fauna silvestre. Tiene una extensión de 500.000 hectáreas que son administradas exclusivamente por privados, por lo que se ha convertido realmente en un paraíso de la caza. Es sin dudas, la mejor área en la que he cazado. Tenemos leopardos, leones, búfalos, chitas, rinocerontes blancos y negros, y muchas especies de planicie con una calidad de trofeos excepcional. Somos actualmente los custodios de los pocos rinocerontes que aún quedan en Zimbabwe. Tenemos unos 150 que forman el cuarto grupo más grande que queda en África hoy en día.

¿Participa de la lucha contra el furtivismo?
Hoy en día trato de combatir contra este flagelo a través de mi trabajo en las distintas asociaciones profesionales a las que pertenezco ya que tengo poco tiempo para dedicarlo a la lucha anti furtivos en el terreno. Pero hasta no hace mucho he participado en redadas junto a las fuerzas anti furtivos en las que hemos arrestado a gente envuelta en actividades de caza ilegal de rinocerontes, en su mayoría provenientes de Sudáfrica. Lamentablemente los europeos en Sudáfrica son los cerebros detrás de estas actividades, y cuentan muchas veces con la complicidad de algunos ministros del gobierno de Zimbabwe.

¿Y qué cree que pasará en el futuro en ese país?
La verdad es que el futuro no luce muy promisorio. Los gobiernos de países del tercer mundo están más preocupados en hacer dinero que en proteger la fauna silvestre. Me refiero especialmente a lo que pasa actualmente en Zimbabwe donde la corrupción ha tomado el control. Es muy difícil para los que intentamos mejorar esta situación a través de organizaciones de caza deportiva luchar con funcionarios corruptos que ostentan altas posiciones en las administraciones de los parques nacionales. La única solución a esta crisis deberá venir desde la política. Esperemos que esto cambie antes de que sea demasiado tarde.

Por último, ¿se siente una leyenda de África?
Noo, para nada. Siempre he sido una persona muy modesta que ama su trabajo. Es cierto que mucha gente se ha referido a mí en esos términos y la verdad es que no sé por qué. Aún no he logrado entenderlo.


“Había otro hombre sentado atrás, muy próximo a ella, en ese pequeño escondite que formaban los arbustos. Era un cazador profesional. Aunque su padre ya había compartido  con él una docena de safaris, Claudia lo conocía hacía cuatro días, desde el momento en que llegó a Harare, capital de Zimbabwe, en un vuelo comercial de South African Airways. Desde allí el cazador los trasladó en su Beechcraft Baron bimotor hasta ese vasto y remoto coto de caza, próximo a la frontera con Mozambique, que el gobierno de Zimbabwe le otorgaba en concesión. Se llamaba Sean Courtney”.
De la novela “Tiempo de Morir” de Wilbur Smith


La opinión de su amigo Wilbur Smith
“He cazado con muchos de los mejores cazadores profesionales que operan actualmente en África, pero John Sharp es mi guía preferido en el terreno. He enfrentado cargas de leones en dos oportunidades teniendo a John a mi lado y sé que él no es sólo un experto tirador, sino que además no tiene miedo a nada y transmite un completo sentimiento de confianza”.