domingo, 25 de junio de 2017

Barón Bror von Blixen-Finecke "Amoríos y fieras salvajes"




Por Eber Gómez Berrade

El Barón von Blixen-Finecke fue uno de los más refinados cazadores blancos que operaron en el Este de África entre las dos guerras mundiales. Estuvo casado con la escritora danesa Karen Dinesen, quien lo recuerda en su clásica obra “Out of Africa”, con exquisita pluma y algo de parcialidad. Se casó cuatro veces y vivió innumerables romances. Fue socio de Philip Percival, el decano de los cazadores. Amigo de Hemingway y de su esposa, la corresponsal de guerra Martha Gelhorm. Guió al Príncipe de Gales entre otras tantas celebridades y escribió un libro autobiográfico, que se convirtió en un clásico de la literatura de safaris en África.
Paradójicamente y debido a las semblanzas descriptas por Karen Dinesen en su libro, y posteriormente, con la actuación de Karl Maria Brandauer que lo interpreta en la película “Africa mía”, queda la impresión de que Blixen ha sido un personaje secundario, apenas la contra figura de un carismático Finch Hatton, encarnado por Robert Redford. Cuando en realidad, fue uno de los profesionales más buscados de su tiempo y un explorador intrépido que recorrió el este de África como pocos. Su vida sin dudas, hubiera sido digna de ser contada en una película propia.  
Injusticias de Hollywood aparte, lo que sí es verdad es que fue muy mujeriego. Le tocó vivir además en el famoso “Happy Valley” de Kenia, en la década del 1920. Un polo de atracción de hombres y mujeres apasionados por la aventura, tanto en la naturaleza como en la intimidad de las habitaciones. El famoso Muthaiga Club de Nairobi, fue mudo testigo de infinidad de indiscreciones, amoríos, traiciones y excesos de todo tipo. Y Bror fue sin dudas, uno de los personajes principales de esa era.

Suecia natal
Su nombre completo era Bror Frederik von Blixen-Finecke. Nació, junto con su hermano gemelo Hans, un 25 de Julio de 1886, en el estado sueco de Nasbyholm, en el seno de una familia aristocrática, por lo que recibió el título de Barón.
Ya de chico mostró una afición por la caza, los caballos y los perros que era  inversamente proporcional a su afición por el estudio y la disciplina.
Sin embargo, su educación fue buena y eligió dedicarse a la agricultura. Al terminar el colegio, pudo manejar un pequeño establecimiento agropecuario local. La zona de Nasbyholm tenía también, excelentes campos para la caza menor, y allí fue donde se enamoró de Karen Dinesen, su prima segunda, con quien comenzó de inmediato a hacer planes para casarse e irse a vivir al extranjero.

Memorias de África
Para ese entonces las historias de safaris africanos realizados por alguno de sus familiares, había inflamado la imaginación de los dos jóvenes, sellando el destino de su futura y corta relación. Así fue que Bror zarpó para el África oriental Británica (como se denominaba a Kenia por aquellos años), y adquirió una parcela de tierra a unos 15 kilómetros al oeste de Nairobi, para convertirla en una plantación de café. El emprendimiento se llamó Karen Coffee Company. Tenía 26 años y ni la menor idea de lo que estaba por vivir en los años venideros.
Así fue que algunos meses después de su llegada a la colonia británica, estalló la primera guerra mundial, implicando al Imperio en la más grande conflagración jamás vivida, hasta ese momento.
Mientras los ingleses y franceses se aprestaban a combatir a los alemanes en las trincheras de Europa, Karen -a quien todos llamaban Tanne-, arribó en barco al puerto de Mombasa, y sin perder mucho tiempo, se casó con Bror. En el barco rumbo a África, Karen conoció al general alemán Paul von Lettow-Vorbeck y al Príncipe Guillermo de Suecia, hermano del futuro rey Gustav VI. Fue Guillermo quien se ofreció llevar desde Mombasa, a la pareja de recién casados en su vagón especial del tren a Nairobi. Al amanecer, Karen y Bror desayunaron a bordo con una vista increíble de las planicies Athi, un sol inmenso y manadas interminables de fauna salvaje. El matrimonio iba sobre rieles, literalmente.
Ya establecidos en su propiedad, la pareja disfrutaba de la convivencia, de sus nuevos y muchos amigos, de fiestas en el Muthaiga y de excursiones de caza. Bror inició a Karen en la caza mayor y le regaló un Mannlicher Shoenauer calibre .256, ideal para especies de planicie.

Los años de la Gran Guerra
Los efectos de la guerra en Francia, no se hicieron esperar mucho para llegar a la colonia africana. Karen comenzó a ser sospechada de colaboración con Alemania por parte de algunos granjeros ingleses, aduciendo su amistad con el general von Lettow, quien era en ese momento la mayor amenaza a las tropas británicas en la frontera con Tanganica. Sin embargo, las dudas sobre su lealtad se disiparon cuando se conoció la noticia de que su hermano, Thomas Dinesen, había sido condecorado por el mismísimo Rey Jorge de Inglaterra  con la Cruz Victoria al valor, mientras servía en el regimiento de Rifleros del Quebec Canadiense. Bror mismo estuvo involucrado con el esfuerzo de guerra británico en la colonia. Se unió como voluntario en las fuerzas de caballería Sudafricana denominada Bowker´s Horse, que estaban desplegadas en la frontera con la Tanganica en poder alemán. Allí junto a las tropas de Lord Delamere, intentaban detener el avance germano de las catorce compañías de la temible Schutztruppe, comandada por el general von Lettow-Vorbeck.

Safaris y amoríos
Aquellos años que duró el conflicto estuvieron lejos de ser idílicos. La economía colapsó, los precios de los commodities se dispararon, los hombres marchaban voluntarios al frente de batalla, las mujeres y los niños eran internados en campamentos del Ejército, por temor a ser blanco de una revuelta indígena. El matrimonio con Karen también cayó en desgracia. La guerra no tuvo tanto que ver, más bien las infidelidades de Bror que ya eran muy evidentes y nada discretas. Karen se contagió sífilis de su esposo, y debido a eso, perdió toda esperanza de ser madre.
Para 1921 la pareja estaba divorciada, la compañía vendida y Bror iniciaba así una nueva vida, como cazador blanco. Esta nueva etapa incluía un nuevo amor, como era de esperarse.
La elegida fue una bella mujer casada, llamada Jacqueline Birkbeck, apodada Cockie. El amorío surgió mientras el esposo de Cockie se encontraba de viaje en Inglaterra. El romance duró bastante tiempo, para los estándares de Bror, claro. La pareja se casó en 1928 y en esos años, su situación económica no era muy buena. A pesar de su éxito como cazador blanco, siempre parecía hallarse al borde de la quiera.
Cuentan los que lo conocieron, que era incansable. Podía seguir el rastro de un elefante durante días, o pasarse noches bebiendo y contando historias sin mostrar la menor fatiga. Cuando no guiaba clientes, salía a explorar, nuevos lugares para sus cacerías junto a sus nativos. Siempre tuvo una excelente relación con su personal, especialmente con Simba, un rastreador de la tribu WaLiangulu. Los nativos, siempre adeptos a re bautizar a los blancos con nombres más apropiados que los propios, lo llamaron Waboga, ganso salvaje, en idioma Mbulu.
Blixen recorrió prácticamente todo el este de África. Abrió caminos en regiones inhóspitas, que serían utilizadas años más tarde por guarda parques y cazadores. Recorrió extensivamente lo que luego sería el Parque Nacional Tsavo y cazó a lo largo del río Tiva, las colinas Dakadima y Mutha, Tanganica, Uganda, Sudán, y también viajó por el lago Chad, Tombuctú y el Congo Belga en el África central.  Cazó incontables especies de planicie, los cinco grandes de caz apeligrosa, bongo y eland gigante de Lord Derby, y llegó a obtener cuatro elefantes de más de 116 libras en un safari, un record sólo superado muchos años más tarde en la década del 50.  
Fue también uno de los primeros en utilizar aviones para hacer reconocimiento de áreas de caza, detectar manadas y elegir lugares apropiados para eventuales campamentos. Hasta ese entonces, el uso de aviones como ayuda a la cacería, estaba en discusión desde el punto de vista de la ética deportiva. Finalmente, la legendaria EAPHA (East African Professional Hunter´s Association), liderada por Philip Percival, decidió que la incipiente aeronáutica podría asistir a la industria de safaris, siempre y cuando se mantuviesen y respetasen las leyes de la caza, de acuerdo a los más estrictos códigos de ética británicos. Como Bror no era aviador, la encargada de pilotear el avión en el que él viajaba, era Beryl Markham. Una joven intrépida e inteligente, que recordaba por su belleza a Greta Garbo en sus mejores años, y era una consumada aviadora. Beryl era además una excelente amazona y criadora de caballos de carrera. Pero fue en la aviación y en la literatura donde encontró el reconocimiento internacional. Los dos sobrevolaban el Voi, Maktau, Kasigu en las áreas de Kilibasi, y muchos otros lugares de Kenia, buscaban desde el aire manadas de elefantes, acampaban en medio de la sabana y bebían champagne en interminables fogones. Naturalmente lo que siguió es fácilmente imaginable. Se convirtieron en amantes por algún tiempo. Luego Beryl comenzó a salir con Dennis Finch Hatton, que era en ese entonces, el amante de Karen Blixen, la ex de Bror. No por nada le decían “Happy Valley” a Kenia en la década del 20.

Safaris y clientes
En su carrera profesional fue contratado por poderosos empresarios y celebridades internacionales. Era uno de los cazadores más solicitados. Guió entre otros, a Winston Guest, renombrado polista estadounidense; a Sir John Delves Broughton, un terrateniente inglés casado con una bella, joven y no muy leal esposa; a Eduardo, Príncipe de Gales, heredero al trono de la corona Británica; al magnate estadounidense Alfred Vanderbilt; y al coronel Richard Cooper, héroe de guerra y millonario inglés, muy bien conectado en la sociedad inglesa y norteamericana, con quien Blixen forjó una gran amistad durante años. Cooper fue quien le presentó a Ernest Hemingway. Desde el primer momento, el escritor y el cazador revelaron muchos puntos en común. A ambos los apasionaba África, la caza mayor, la pesca, la aventura, las mujeres y la bebida. Se cree que “Papa” Hemingway se inspiró en la personalidad de Bror para crear el personaje de Robert Wilson, aquel cazador blanco protagonista del cuento  “La corta y feliz vida de Francis Macomber”, en donde la esposa del cliente, mata a su marido en un safari, para quedarse con el cazador profesional. Nunca sabremos si fue así o no, lo cierto es que hay varias versiones sobre los hechos que pudieron haber inspirado a Hemingway para escribir esa obra. Ahora algo es evidente, la personalidad mujeriega de Bror caía como anillo al dedo para alimentar esa teoría.
A pesar de ser uno de los cazadores blancos mejor pagos de África, la situación económica de Bror y su esposa Cockie no mejoraba. Fue por eso que su amigo y cliente, el coronel Cooper, le ofreció a la pareja una renta de 800 libras al año para administrar una plantación de café de su propiedad en Tanganica. La pareja aceptó y comenzó a trabajar en la granja, mientras además Bror guiaba algún que otro safari de manera esporádica. Eso era lo que lo apasionaba. Eso y las mujeres, naturalmente.
Un día en 1932, llegó de visita a la granja donde trabajaba, Eva Dickson, una bellísima sueca. Rubia, alta, con piernas interminables, aventurera, piloto de rally, aviadora y escritora. En ese momento, Cockie estaba justo en Inglaterra visitando a su familia. A esta altura, creo que tampoco es muy difícil adivinar lo que sigue. Tórrido romance, infidelidad, divorcio de Cockie, y finalmente boda con Eva, un par de años más tarde. El titulo de Baronesa Blixen, iba a pasar de manos una vez más.

Otra nueva esposa
Así, en 1935 la pareja se casó en Nueva York, y se fue de luna de miel en un crucero de pesca por Cuba y las islas Bahamas, junto a Hemingway y su nueva esposa, Martha Gelhorm, reconocida e audaz corresponsal de guerra estadounidense.
Las aventuras de Eva iban a llegar a la tapa de los diarios de la época en más de una oportunidad. Se convirtió en la tercera mujer sueca que obtuvo su licencia de piloto de avión. Manejó desde Nairobi hasta Estocolmo y se convirtió así en la primera mujer que atravesó el desierto del Sahara en auto. Participó en varias expediciones científicas en Kenia, y en 1935 cubrió como reportera de guerra la crisis de Abisinia, en la actual Etiopía.
Dos años más tarde, decidió unir en solitario Suecia y China en automóvil, a través de la Ruta de la Seda. Partió de Estocolmo, atravesó Alemania, Polonia, Rumania, Turquía, Siria, Irán, Afganistán e India. En Calcuta enfermó y decidió volver a Europa, de la misma manera: sola y en automóvil. En su camino de vuelta en Bagdad, una noche de Marzo de 1938, luego de una cena en un hotel, perdió el control de su vehículo, chocó y murió en el acto. La embajada envió a Bror un telegrama informándole la terrible noticia, pero como estaba en safari recién lo recibió a su regreso a la ciudad, en el mes de Julio. Para ese entonces, el cuerpo de Eva había sido enviado a Estocolmo y enterrado hacía ya tres meses.  

Suecia finalmente

Ese año marcaría otro punto de inflexión en la vida de barón Blixen. Además de perder a su esposa, decidió abandonar definitivamente la cacería profesional y se mudó a Suecia. En Estocolmo volvería a casarse por cuarta vez, y se estableció cerca de su familia y amigos, pero lejos, muy lejos de la aventura.
No pasó mucho tiempo de esta vida tranquilla y familiar, que el 4 de Marzo de 1946 protagonizó un accidente de auto, encontrando la muerte de manera instantánea. Así terminó su vida, luego de haberse enfrentado a fieras salvajes, aviones precarios y maridos celosos. Tenía entonces 60 años. Dejó tras de sí, muchas historias divertidas, encuentros mano a mano con los cinco grandes, un libro autobiográfico llamado “African hunter”, y una excelente reputación profesional que lo ubica sin lugar a dudas, entre los mejores cazadores blancos que vivieron durante la legendaria época de oro de los safaris en el continente negro.