Por Eber Gómez
Berrade
Con la llegada de
Abril se consolida la apertura de las temporadas de caza mayor en buena parte
del planeta. El fin de la época de lluvias en África, la brama del colorado en
el otoño de Nueva Zelandia y la primavera de Alaska, son algunos de los
destinos disponibles para el cazador local que decida incursionar en safaris y
expediciones de alcance internacional. En este artículo, encontrará un decálogo
de claves a tener en cuenta en el proceso de
toma de decisiones previo a lo que sin dudas es una experiencia memorable en la
vida del cazador deportivo.
Por experiencia propia, creo
que hay una regla que se verifica en el 99 por ciento de los cazadores
argentinos. Esa regla dice que: después de andar recorriendo los caldenes
pampeanos, los mallines patagónicos y los montes norteños, el primer destino
internacional es siempre África. Claro que algunas veces me topé con ese uno por
ciento, que decidió rumbear para otro lado, antes que pisar el continente
negro. Algunas veces, debido a determinadas circunstancias dadas por un viaje
de negocios o vacaciones. Otras, por la creencia de que “África es Disneylandia”,
-concepto algunas veces escuchado en los bares de los polígonos de tiro-, es
decir, un gran parque de diversiones, donde se dispara cómodamente desde el
asiento de la Toyota, y donde los trofeos se cuentan en kilos de carne. Sin
entrar en muchos detalles, aclararé de entrada, que nada está más lejos de la
realidad. Naturalmente que puede darse el caso, pero en general, las
regulaciones locales, el profesionalismo de los guías y la actitud deportiva
del cazador, hacen que la experiencia del safari sea un desafío exigente y una
experiencia única. África cuenta con cacerías de extrema dificultad y
obviamente, peligrosidad. De todas maneras, como primer destino, cualquiera
sea, debería estar a la altura de las expectativas del cazador. Un safari no es
una simple vacación. Es en general, un punto de inflexión en la vida de un
cazador. Una primera experiencia internacional, es el resultado de muchos años
de sueños, ahorros y esfuerzo. Como dice el dicho, no hay segunda oportunidad,
para una primera impresión.
Si hablamos de África, un tip
válido para los que van por primera vez, es el comenzar por un típico safari de
especies de planicie en países del sur del continente. Opciones que incluyan trofeos como impala,
kudú, eland o facoceros, no sólo pueden encontrarse a costos razonables, sino
que además servirán como una forma de aclimatación para expediciones
posteriores, en lugares más inhóspitos y con menos comodidades. Ya habrá
tiempo, para vadear pantanos en busca de hipopótamos, recorrer bosques de
mopane tras las huellas de un elefante, o arriesgar el cuero entre pastizales
para enfrentar a un temible dagga boy. Recuerde siempre que los safaris en
África son como una pirámide con el vértice hacia arriba. En la base, en los
países del sur, se puede cazar mucha sespecies aun costo menor , en pocos días
y con mucha comodidad, tal es el caso de las operaciones en Sudáfrica y
Namibia. A medida que uno va subiendo en esa pirámide, con rumbo norte, los
safaris se alargan en días, se hacen más caros, la logística se complejiza y la
variedad de especies a cazar disminuye, como sucede en Zambia o Mozambique, por
poner dos ejemplos. Al llegar al vértice imaginario de la pirámide, que
coincide con las operaciones en el centro de África, los safaris serán más
largos, muy caros, muy sacrificados y se obtendrán una o dos especies a lo
sumo, como sucede en Camerún, CAR o Etiopía.
Es obviamente un factor
esencial en la toma de decisión que una cacería internacional demanda. Está
claro que viene después de la decisión de donde ir y que cazar, pero es tan
importante porque define el cuando ir. La coyuntura económica en nuestro a país
ha sido siempre muy volátil. Sin ir más lejos, hace menos de dos años, estaba
prácticamente prohibida la venta de moneda extranjera, había restricciones
bancarias para transferir dinero al exterior, teníamos tipos de cambio oficial
y paralelo, impuestos a la compra con tarjeta de crédito en el exterior, etc.
Hoy, aunque sin una reactivación económica general a la vista, las condiciones
macroeconómicas volvieron a un cauce normal. En este sentido, el retraso del
tipo de cambio, ha provocado en la temporada estival que acaba de finalizar en
Marzo, un récord en el stock de consumos realizados con tarjetas de crédito en
el exterior de casi 800 millones de dólares. Sin dudas, un tipo de cambio
conveniente como el actual, puede ser de gran ayuda para decidir finalmente el
gran paso y lanzarse a cumplir la cacería soñada fronteras afuera.
Otra variable muy importante
a tener en cuenta para los que decidan viajar al exterior, está dada por las
oportunidades turísticas que ofrece el mercado. Cambian todo el tiempo, por lo
que es bueno estar atento o asesorarse bien con un agente de viajes de
confianza. Modificaciones en las visas de turista de algunos países, beneficios
por pago con tarjetas de créditos, pago en cuotas, el desembarco de aerolíneas
low cost (Alas del Sur, Andes Líneas Aéreas, Norwegian, Ethiopian Airlines,
etc. ) nuevas rutas directas (como la de Air New Zealand con vuelos sin escala),
promociones especiales por baja temporada, etc. Claro que estas variables, no
serán definitorias a la hora de elegir dónde ir o qué cazar, pero sí pueden
ayudar a inclinar la balanza para uno u otro lado, si da lo mismo ir por un elk
en las montañas Rocallosas que a Nueva Zelandia.
Caza libre o en coto cerrado.
Esa es la cuestión. Lejos de ser antinómicas, son dos alternativas
completamente válidas para el cazador internacional. De hecho, muchas veces
hasta son complementarias. Por supuesto que siempre estará el gusto personal
que privilegiará una determinada manera de cazar por sobre la calidad del
trofeo. O que elegirá la certeza que ofrece un coto a la incertidumbre de un
área libre. Otro factor a tener cuenta, es que muchas veces los cotos son las
alternativas disponibles para ciertas especies, como sucede con los farms en
los países del sur de África, o en algunas áreas de Nueva Zelandia, Europa o
Estados Unidos. Por el contrario, si el destino elegido es Alaska, parques
nacionales africanos donde cazar los cinco grandes, o las montañas de Asia,
hogar de los grandes carneros, la única alternativa será free range. Ojo, con
todo lo que eso trae aparejado, en términos de costos, logística e incertezas.
Por todo esto, no es una decisión menor, que deberá evaluarse cuidadosamente
antes de la partida.
El costo de una cacería puede
dividirse esencialmente en dos partes. Por un lado la tasa de estadía y por el
otro, la tasa de abate de cada animal cazado. Vale recordar que lo cobrado en
concepto de estadía no se refiere solo al alojamiento, sino que incluye además,
los servicios necesarios para llevar adelante la cacería: es decir, uso de
vehículos, combustible, el trabajo del personal de campo como choferes,
pilotos, pisteros, cuereadores y rangers, así como los asistentes de campamento
como mucamas y cocineros. El otro aspecto que incluye este costo, es el del
cazador profesional o guía. Por esta razón, en África por ejemplo, la tasa de
estadía es mucho menor cuando se trata de caza de especies de planicie que
cuando se refiere a caza peligrosa. El trabajo implícito del guía, su
acreditación especial, los desplazamientos mayores y una logística compleja,
hacen que la diferencia se vea reflejada en el costo. Sin embargo, esta
diferencia entre tasas no se da en todos los países. En Estados Unidos y
algunos países asiáticos por ejemplo, lo que se cobra es la cacería con abates
incluidos independientemente de si se los abate o no. Otra alternativa que se
suele ofrecer al cazador son los combos o paquetes. Esta modalidad, es habitual
en varios países, y muchas veces puede resultar conveniente en términos
económicos, ya que disminuye el costo unitario por especie si se cazan más de dos
en un mismo destino. Aunque siempre es más conveniente pagar por animal
efectivamente abatido si la regulación del país así lo permite.
7.- Temporadas, licencias y cuotas
Para
decidir una cacería internacional, también hay que tener en cuenta el tiempo
que se requiere para realizar la contratación y la solicitud de licencias. En
líneas generales, al ir por ciervos en Nueva Zelandia o Estados Unidos, o
antílopes en África, especialmente si se va a un coto cerrado, no es necesario
organizar el safari con mucha anticipación. Pero si las especies son de caza
peligrosa, o en destinos específicos, tenga en cuenta que deberá reservar con
un año de anticipación, si quiere obtener las mejores fechas y disponibilidad
en los campamentos. En África por ejemplo, hay una paulatina disminución de
países que ofrecen especies de caza peligrosa. Paralelamente la demanda
internacional se mantiene casi constante a través de los años y de las
variables económicas coyunturales. Eso hace que aunque la demanda se haya
modificado cualitativamente con diferentes jugadores a través de los años, como
sucedió con estadounidenses, españoles, rusos y ahora chinos, se mantenga
cuantitativamente, haciendo presión sobre la oferta de licencias y cuotas. Tenga
en cuenta, que los outfitters locales en cada destino, suelen manejarse con un
mercado global, por lo que los cazadores argentinos, son solo una fracción de
su clientela. Un dato no menor a tener en cuenta a la hora de planear el
horizonte de tiempo de la expedición.
8.- Confort y seguridad
Lo mencioné anteriormente
pero desde la injerencia que una mayor logística representa en el costo final
de una cacería. Ahora en este punto, el cazador deberá analizar esa mayor
logística desde el punto de vista del confort y de la seguridad personal a la
que estará expuesto. Cuanto más inhóspito sea el lugar a elegir, menor será el
confort y mayores los riesgos en materia de seguridad personal. Para el que se
lanza a un safari en un farm en Namibia, o una cacería de osos en las
Rocallosas, en Estados Unidos, no es algo que deba prestar demasiada atención.
Allí la comodidad y la seguridad están garantizadas. Ahora si la elección es ir
tras caribúes en Alaska, carneros en Mongolia o elefantes en Mozambique, el
confort se verá disminuido considerablemente. El clima, los campamentos con
carpas y hasta las enfermedades en algunos casos, complicarán la expedición.
Los riesgos que estas variables traen aparejados, también. Si este tipo de
cacería es su objetivo, deberá conocer todas las vicisitudes de antemano para
no llevarse una desagradable sorpresa en el lugar, y poder preparase
convenientemente para cualquier eventualidad. Esa preparación será sin dudas,
la diferencia entre disfrutar o padecer una experiencia cinegética.
9.- Equipo y armas
El equipo a llevar, así como
el armamento adecuado, están naturalmente relacionados a las especies a cazar y
al ambiente en donde se desarrollará la cacería. En cacerías internacionales
-cualquiera sea el país-, ninguna de las dos cosas debe quedar librado a la
suerte ni a la improvisación. Cada geografía, cada época del año, requerirá de
un conocimiento especial en cuanto a equipo. Si lo analiza desde el costo
total, es lo más barato de la cacería, y no estar adecuadamente preparado puede
hacer fracasar la experiencia completa, con el costo que ello implica, no sólo en
términos de dinero sino de oportunidad.
10.- Ganas de disfrutar
Como clave final para decidir
una cacería internacional, le diría que vaya con la mente abierta a disfrutar
de una experiencia inolvidable, con conocimiento de la fauna a buscar, con
curiosidad por las culturas que encontrará, y con expectativas razonables sobre
los trofeos que podrá cazar. Si después de todo eso, obtiene el récord del
mundo, mejor. Se habrá cumplido aquella ley africana que dice que para cazar,
hay que seducir a dos bellas damas: “Lady Luck” y “Mother Nature”. Y es
definitivamente así. La suerte y la naturaleza tienen que ponerse de nuestro
lado en el mismo momento. Pero si eso no ocurre, siempre quedará el recuerdo de
una experiencia fascinante y enriquecedora, que no mucha gente tiene la dicha
de disfrutar.
1 comentario:
Me gusto mucho tus comentarios , sirve como guía para aquel que quiere hacer una incursión en la Caza Internacional
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