miércoles, 25 de noviembre de 2009

Revista Vida Salvaje (Noviembre 2009)

La salud en el safari

Por Eber Gómez Berrade

La caza mayor es una actividad de riesgo. En realidad, no más que cualquier otro deporte al aire libre. Es cierto que cuando hablamos de caza peligrosa en África, aparecen los fantasmas de las cargas de elefantes y búfalos, y las letales picaduras de la mamba negra. Pero para ser sincero, si de accidentes hablamos, los riesgos de ser víctima de alguno de estos infortunios es mínima comparada con una trivial picadura de abeja, un simple golpe de calor o alguna inoportuna fractura de hueso producto de una inexplicable caída.
Ahora, en materia de enfermedades, África requiere cuidado. La lista de virus disponibles es bastante grande y varía según las distintas regiones y las épocas del año. El mejor antídoto para eso, es como siempre, la información y la prevención.
La preparación de un safari es una tarea ardua en la que hay que incluir los aspectos relacionados con la salud personal. Algunos de ellos deberán ser considerados mucho antes de viajar, y otros ya sobre el terreno. Veamos algunos puntos esenciales para tener en cuenta.

El estado físico
Contar con buena salud y tener un buen estado físico son condiciones esenciales para cualquier persona, y en especial para aquellos que desarrollan actividades deportivas en zonas agrestes. Lo primero para recomendar aquí es decidirse a hacer la siempre postergada visita al médico de cabecera para realizarse un chequeo general. En realidad, no hace falta ir a cazar a África para hacerlo, pero es la excusa ideal para arrancar.
Una vez certificado el buen estado de salud, se debe poner atención al estado físico general, que es otro de los grandes temas que suelen quedar postergados en la vida actual. El sedentarismo, una mala alimentación y algún que otro hábito perjudicial típico de la vida moderna van deteriorando paulatinamente el estado físico.
Para revertir esta situación, nada más fácil que incorporar un poco de movimiento a la rutina de todos los días. El médico también podrá indicar si uno está preparado para comenzar un régimen regular de entrenamiento.
Para tener un estado físico adecuado a las exigencias de un safari no hace falta más que una rutina de ejercicios aeróbicos como caminatas, natación, bicicleta o jogging.
Ahora bien, en la elección del safari que queramos intentar tenemos que considerar dos aspectos fundamentales: el terreno y la modalidad de cacería. No es lo mismo moverse en la planicie sudafricana sentado en el asiento trasero de la Toyota, que abriéndose paso a través de la selva cerrada de Camerún durante dos semanas bajo la lluvia. Tampoco es lo mismo pasarse ocho horas por día sentados en un apostadero esperando que aparezca un leopardo a caminar un promedio de veinte kilómetros diarios en un monte de mopane tras las huellas de un veloz y elusivo elefante.
Si el terreno o la modalidad de cacería conllevan un esfuerzo físico especial, se debe tener una preparación acorde. En este caso, no es mala idea consultar además a un especialista para que diseñe un programa especial de ejercicios aeróbicos que tal vez incluya el uso de complementos de pesas. De esta manera podrá disfrutar de su safari y tal vez, un buen estado físico sea la diferencia entre cazar el trofeo soñado o volverse con las manos vacías.

Vacunas y prevención
El siguiente paso a considerar una vez decidido el lugar del safari es un programa de vacunación y profilaxis contra enfermedades existentes en el lugar de cacería. Este plan debería constar de una protección general como la vacuna contra el tétanos y la hepatitis A y B, y uno específico para las enfermedades endémicas de la región. Cabe aclarar que la distribución de las enfermedades no se da por países, sino por regiones. Si está pensando en un safari a Sudáfrica por ejemplo, no deberá tomar ninguna medicación antipalúdica si va a cazar a las provincias de Free Estate o Eastern Cape por nombrar solo dos, pero sí es recomendable si va al Limpopo o decide visitar el Parque Nacional Kruger. Lo mismo pasa en Nambia, el Kalahari está libre de malaria pero se aconseja la profilaxis en la zona de la franja del Caprivi en el norte del país.
Para saber con exactitud que hacer deberá consultar con su cazador profesional sobre las enfermedades de la región a donde va a cazar. Él podrá informarle cuáles son, qué riesgo existe y hasta qué droga es de uso común allí. Ahora, mi consejo es que además de esta charla con su PH, consulte a un médico infectólogo especialista en medicina del viajero. Cuéntele a donde va y que va a hacer. Muchas veces las actividades en áreas rurales y la exposición a animales salvajes incrementan el riesgo de contraer una determinada enfermedad. Por ejemplo, la rabia.
Además el médico especialista le dará la información actualizada de las alertas sanitarias y el estado de las enfermedades en tiempo real. Esa información es muy valiosa y no la va a encontrar en libros o guías de viajes de viejas ediciones impresas. Ni siquiera en este artículo. Un ejemplo: éste año los que vamos a Namibia debemos vacunarnos contra la polio debido a que existe una alerta de contagio en todo el país.
Naturalmente que África es pródiga en enfermedades infectocontagiosas, y el panorama es peor a medida que nos vamos acercando al trópico. Fiebre amarilla, tifus, malaria, meningitis, dengue, cólera, y otros tantos virus son moneda corriente en el continente negro.
Eso sí, una vez conocido el programa de vacunación, solo resta ir con la receta a cualquier vacunatorio, público o privado y enfrentar con entereza la embestida de las agujas. También tendrá que hacerlo con la debida anticipación, ya que muchas veces debe pasar un lapso de tiempo entre una dosis y otra. Tal es el caso de la vacuna contra la hepatitis A+B que consiste en tres dosis para que resulte efectiva, de las cuales la tercera se debe inocular al sexto mes, o la administración de mefloquina (la pastilla para la malaria) que debe comenzar una semana antes de ingresar a la zona de riesgo y continuar cuatro semanas después de abandonarla. En una palabra, no deje esto para último momento.
Una vez en el terreno, existen otros riesgos. Las enfermedades transmitidas por comida, agua, insectos y vía sexual. Aquí la información y el sentido común son las mejores defensas, por lo tanto no voy a explayarme sobre los riesgos de introducir al cuerpo bacterias, parásitos o virus hospedados en comidas callejeras, agua de dudosa pureza -muchas veces disfrazadas en cubitos de hielo-, en relaciones de sexo casual o transfusiones de sangre. Recuerde que el continente africano tiene el mayor índice de contagio de HIV del planeta.
Un datos más, para prevenir la malaria que es transmitida por el mosquito, es aconsejable además de la pastilla, utilizar mosquiteros a la hora de dormir y usar el repelente más fuerte que pueda conseguir. Una de las drogas con las que están hechos los repelentes es el Deet. Yo suelo utilizar Deet al 100% con excelentes resultados, pero lamentablemente no se comercializa en nuestro país. De todas maneras trate de conseguir la fórmula que tenga la mayor proporción.

Seguros médicos versus evacuación y rescate
Son dos cosas completamente distintas pero complementarias.
El seguro médico, incluido en los seguros de asistencia al viajero, es altamente recomendable para todo aquel que viaje a un país extranjero. En general consiste en una serie de prestaciones como la de asistencia médica, farmacéutica, odontológica, traslados sanitarios, servicios de internación y repatriación sanitaria. En general, se contratan por un plazo determinado, ofrecen atención en idioma español y cubren una suma razonable de dinero que varía de acuerdo a las condiciones de la póliza.
En el mercado local hay varias compañías que ofrecen muy buenos paquetes que incluyen además asistencia legal, localización de equipajes o transmisión de mensajes urgentes. Muchas empresas de medicina pre paga también brindan estos seguros a sus afiliados. En África, mientras se esté cerca de una ciudad, pueden ser muy convenientes.
Los servicios de evacuación médica -prácticamente desconocidos en nuestro país-, son completamente diferentes a la asistencia médica al viajero. En pocas palabras son seguros que cubren el rescate, la atención primaria y el traslado a un hospital a elección del paciente en cualquier lugar del mundo. En realidad hay una sola empresa que provee este servicio de evacuación en el terreno por más remoto que sea.
Generalmente el cazador profesional brinda a la empresa información clave para una operación de rescate, como las coordenadas de una pista de aterrizaje cercana y las facilidades de atención en caso de emergencia.
Luego, si ocurre un accidente que amerite la evacuación del cazador, el profesional se pone en contacto inmediatamente con la compañía que despliega la operación de extracción. Todo este proceso es monitoreado por médicos especialistas en emergentología del hospital John Hopkins de los Estados Unidos.
Luego, de acuerdo al diagnóstico, se trasladada al paciente al hospital más cercano donde pueda ser estabilizado, y en caso de ser necesario, evacuado a cualquier hospital de elección. Por ejemplo, alguno de Argentina en nuestro caso. En este sentido, es esperable que el cazador profesional conozca de antemano la información relacionada a su estado general de salud, por ejemplo si usted es alérgico, si padece alguna enfermedad o si está tomando alguna medicación.
Al ser este servicio un seguro, los precios de la primas son muy bajos considerando el costo de una evacuación médica privada desde cualquier país extranjero.

Primeros auxilios
Una de las consideraciones a tener en cuenta acerca de los servicios del cazador profesional es que cuente con un buen botiquín en el campamento y en los vehículos utilizados en el safari. Además, es aconsejable que tenga los conocimientos necesarios para una primera respuesta, idealmente que posea una acreditación internacional como WFR (Wilderness First Responder) que debe ser revalidada cada dos años mediante un examen. En general, las asociaciones de PH en algunos países de África exigen este tipo de certificaciones para todos sus miembros.
Que haya un buen botiquín en el campamento no quiere decir que usted no lleve uno personal, y naturalmente sepa usarlo. De nada sirve tener cánulas orofaríngeas o un completo kit de anafilaxis si no se sabe cómo usarlo, siendo además, sumamente riesgoso.
Su contenido variará de acuerdo a las necesidades específicas de cada expedición, por eso evite comprar los que ya vienen preparados. Saber armar un buen botiquín servirá no solo para cazar en África, en Alaska o La Pampa, sino para sus próximas vacaciones en la costa con la familia, y sin ir más lejos para tener en casa.
En líneas generales el botiquín debería ser: transportable, accesible, organizado y limpio. A la hora de armarlo, tener en cuenta dos cosas: que será utilizado en zonas agrestes y la cantidad de días que se pasarán en la naturaleza. Si viaja con amigos pero cazan por separado cada uno debería tener el suyo.
Para una mejor organización y rápido acceso, es recomendable que esté dividió en kits dentro de bolsitas impermeables del tipo ziploc. El botiquín personal deberá incluir un kit de bioseguridad, de trauma, de heridas, de quemaduras, de anafilaxis y de medicamentos personales. También es bueno incluir los prospectos de los medicamentos, las recetas de su médico, una linterna, algunos accesorios médicos, papel y lápiz.
Al igual que con el estado físico y el chequeo médico, su próximo safari puede ser una excelente excusa para ponerse al día con algunas asignaturas pendientes: un buen curso de primeros auxilios en zonas agrestes es altamente recomendable y le servirá en todo momento y cualquiera sea el lugar donde vaya a cazar.

Botiquín personal para zonas agrestes

Kit de Bioseguridad: guantes resistentes de goma o trabajo para
acceder a la víctima, guantes de látex y de nitrilo/vinilo (para alérgicos al látex),
antiparras protectoras, barbijo.

Kit de heridas: gasas estériles de 10 cm. x 10 cm., pinza de depilar, encendedor, jabón antiséptico, solución de iodopovidona, jeringa de 20 ml.

Kit de trauma: Vendas tipo cambric de 7 cm y 10 cm., vendas semielásticas, alfiler de gancho, cinta adhesiva común e hipoalergénica, tijera, apósitos adhesivos.

Kit de quemaduras: pomada antibacteriana y cicatrizante, gasas embebidas en un antibiótico, loción antialérgica local.

Kit de medicamentos: Antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios, antitérmicos, antinauseosos, antidiarréicos, descongestivos, broncodilatadores, antihipertensivos, medicación oftalmológica, sobres de sal y azúcar, etc.

Kit de anafilaxis: Adrenalina 1/1000, jeringa de Tuberculina y antihistamínico según protocolo de aplicación.

Kit de información: Manual de primeros auxilios, lápiz, prospectos de las drogas llevadas.

Accesorios: Estetoscopio, tensiómetro, termómetro, tiras reactivas para medir
glucemia, linterna.

Fuente: Fundación Ecomed (www.ecomed.org.ar)

Principales enfermedades por países
(Cuadro indicativo sólo para fines informativos)
Sudáfrica
Riesgo bajo
Malaria en algunas regiones, hepatitis A, fiebre tifoidea, meningitis, esquistosomiasis

Namibia
Riesgo bajo
Hepatitis A, fiebre tifoidea, malaria en algunas regiones, polio, esquistosomiasis

Botswana
Riesgo moderado y alto según regiones y época del año
Hepatitis A, fiebre tifoidea, malaria, diarrea bacteriana.

Mozambique
Riesgo alto
Hepatitis A, diarrea bacteriana, fiebre tifoidea, esquistosomiasis, malaria

Zimbabwe
Riesgo alto
Hepatitis A, diarrea bacteriana, fiebre tifoidea, malaria, esquistosomiasis

Zambia
Riesgo alto
Hepatitis A, fiebre tifoidea, malaria, esquistosomiasis

Tanzania
Riesgo alto
Hepatitis A, diarrea bacteriana, fiebre tifoidea, malaria, fiebre del Rift, esquistosomiasis

Camerún
Riesgo alto
Fiebre amarilla, malaria, esquistosomiasis, meningitis

República Centro Africana
Riesgo alto
Hepatitis A, diarrea bacteriana, fiebre tifoidea, malaria, meningitis,

Benin
Riesgo alto
Hepatitis A, fiebre tifoidea, malaria, fiebre amarilla, esquistosomiasis, meningitis, diarrea bacteriana.

Etiopía
Riesgo alto
Hepatitis A, fiebre tifoidea, malaria, leishmaniasis, rabia, esquistosomiasis, meningitis
Fuente: Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, Estados Unidos

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